viernes, 10 de mayo de 2013

¿Por qué no?

En menos de 1 minuto, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad inicia las semifinales por el ascenso a Liga ACB. Después de acabar sexto en liga regular contra pronóstico, después de eliminar en cuartos de final a Breogán cuando todo parecía perdido, la pregunta hoy es esa ¿por qué no? ¿por qué no sorprender a Andorra? ¿por qué no apear al gran favorito?

El primero motivo para hacerse esa pregunta es que el gran favorito no era tan gran favorito a inicios de temporada. Andorra debutaba en la LEB-Oro con la intención de hacer una buena campaña, con una plantilla aspirante a meterse en los play-off y disfrutar. Poco más quizá. Pero, paulatinamente, Joan Peñarroya ha hecho de esa decente plantilla un equipo compacto y competitivo. Tanto que ya es el temible favorito, el equipo que perdió el ascenso directo en la última jornada y en la cancha del mejor plantel del campeonato, Burgos.

Muchos dicen que de ese mazazo aún no se han recuperado del todo los andorranos. También puede parecer lo contrario. Andorra se llevó el primer aviso en casa ante Coruña. Reaccionó en el segundo partido, volvió a caer en el tercero y estuvo contra las cuerdas en suelo gallego en el cuarto choque. Ahí, en el descanso, algo cambió. Andorra volvió a ser Andorra, el de la fase regular, y el bloque de Joan Peñarroya pasó por encima de su rival en los 50 minutos más que hubo de serie ¿se acabó el factor confianza, terminó el golpe moral?

La duda se disipa hoy. O no. Mi apuesta es que Andorra viene sobre aviso. No sólo por experiencia propia, también por lo que le cuentan desde Lugo. Cáceres no es ese equipo incapaz de ganar lejos del Multiusos, Cáceres no es ese equipo irregular que siempre desaparece en el algún momento del partido, Cáceres no es ese equipo blando fuera de casa de la Liga Regular. Ese Cáceres ya no existe y hoy, salvo extrañas circustancias, se espera al Cáceres del último mes, al que gana fuera de casa, al que aspira a todo, al que rompe las quinielas.

Aún así, yo me atrevo a hacer la mía. Las opciones de rascar algo en Andorra pasan por el segundo partido más que por el primero. Andorra saldrá hoy concentrado para evitar repetir errores pasados. Además, el factor cansancio puede más a un Cáceres que acumula más kilómetros en menos tiempo. A eso se le suman los problemas físicos de Olu y Peña, que estarán mejor el domingo que hoy. Y esto resta profundidad de banquillo, fundamental para una serie entre dos equipos que valoran más el talento colectivo que el individual.

El equipo que reparta más sus puntos, tendrá mucho ganado y, a priori, esa batalla hoy se decanta, a mi juicio, para Andorra. El domingo, ya puede sonar diferente la canción... Aunque hoy nos invade el espíritu del 10 de mayo

jueves, 9 de mayo de 2013

Carlos Frade

Parece distante, frío, muy metido en su trabajo, poco interesado por lo demás, poco amigo a hacer amistades con la prensa local. Digo parece porque no conozco nada o casi nada de él. Si acaso un "buenas tardes", un apretón de manos, una ligera presentación y alguna conversación, siempre con el directo y el micrófono como excusa.

Parece un entrenador diferente a lo que estamos acostumbrado. No he oído a nadie (o a casi nadie del entorno mediático) referirse a su relación personal con él. No conozco sus intereses más allá de la obsesión por el baloncesto. Está lejos de la figura de entrenador que habitualmente nos encontramos por estos lares. No parece tan dicharachero, tan sociable, tan cercano. Esto, no me mal interpreten, no es bueno ni malo, ni siquiera es una afirmación, es sólo una observación, un "parece", porque no conozco nada o casi nada de él, sólo sé que no se parece a los entrenadores con los que antes he tratado ¿y qué más?

Tampoco se parece como entrenador. No es ni bueno ni malo que no se parezca, no es siquiera una afirmación. Es sólo una observación, un parece. Parece un entrenador distinto. Vino con un discurso distinto, con fama de "loco del baloncesto", "obseso", vino con unos resultados intachables en un proyecto muy similar al que ahora se le ponía por delante. Vino con el reto de volver a conseguir el máximo con lo mínimo y, sea como sea a nivel personal, su trabajo lo ha cumplido, lo ha superado.

Su discurso, siempre pausado, jamás encendido, siempre coherente.
No le importa la canasta, valora la jugada.
No le importa la victoria, valora el partido.
No justifica una derrota, se adelanta a las críticas.
Ya desde el primer partido sorprendió la facilidad para reconocer los errores propios, los del entrenador, los del equipo. Esperó resultados a un largo plazo. Le recuerdo una expresión -no es textual- "Estamos haciendo las cosas mal, yo soy el responsable. Si en algún momento jugamos bien, yo soy el responsable".

Ha llegado el momento de hacerle responsable del éxito. Ese entrenador callado, alejado del ruido mediático, crítico y obsesionado con su trabajo, está viendo como llegan los resultados. Pocos creíamos en estos resultados, pocos los esperábamos. Ahí están.

El equipo ya se parece a lo que debe ser, a lo que su entrenador quería que fuera y todos pedíamos que lo fuera antes de tiempo.

Ahora, el Cáceres podrá ganar o podrá quedar eliminado pero el discurso es el mismo ¿Hemos jugado bien? ¿Hemos hecho lo que teníamos que hacer? La victoria no importa en el deporte. "La victoria no es el objetivo, es la consecuencia" (Rafa Gomáriz dixit).

¿Quiénes somos?

Si estás aquí, supongo que ya me conoces. Si no, descubreme a través de mis letras. Coge tu linterna, mágica por supuesto, y busca en este oscuro cajón tu cuchillo de palo. Soy lector selecto, es decir, leo poco, por lo que no intentes encontrar un lugar repleto de literatura. No intentes encontrar tamcpoco un lugar repleto de bellos versos o relatos hondos, pues casi no escribo. Trata de divertirte en este desorden, en esta atalaya desde la que divisaremos nuestra realidad.